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El mural que será

Texto para el proyecto El mural que debió ser, liderado por mis alumnas Dea López y Cassandra Sumano en marzo de 2021 en Oaxaca, México.



El mural que debió ser retoma una historia de machismo para transformarla en una historia de feminismo.

La artista mexicana María Izquierdo escribió una sentencia con la que muchas nos identificamos: “Es un delito nacer mujer. Es un delito aún mayor ser mujer y tener talento”. En 1945 Izquierdo fue comisionada para pintar un mural en el Palacio de Gobierno de la Ciudad de México; sin embargo, el proyecto fue cancelado repentinamente sin que la artista recibiera una explicación clara al respecto.

Todo parece indicar que Izquierdo fue víctima de un boicot encabezado por Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y otros pintores, quienes, lejos de promover una legítima discusión político-estética acerca de la artista y su trabajo, recurrieron a la descalificación machista para sustentar su posición contra ella.

La presencia femenina en el muralismo mexicano fue numéricamente escasa y ha sido desafortunada en términos de acogida crítica e historiográfica. Por lo general los murales realizados por mujeres han pasado a la historia como obras secundarias o derivativas. Si el muralismo ha sido el arte canónico y nacional por excelencia, y las mujeres han sido sistemáticamente excluidas de él, entonces la base fundacional de la institución artística e intelectual mexicana adolece de un machismo estructural, profundamente arraigado.

El mural que debió ser es una acción poderosa y necesaria. Reivindica a una artista y a una feminista. Nos reivindica a todas. Lo hace desde una acción colaborativa que desdibuja el principio autoral y señala el pasado con el mismo dedo con el que marca las pautas del futuro (uno en el que las bases del patriarcado seguirán flaqueando y en el que no toleraremos el machismo institucionalizado del establishment de este país. Ni el arte, ni en la ciencia, ni en las familias, ni en el estado).

En un texto publicado en 1947 María Izquierdo condenaba la hegemonía y personalismo que primaban en el sistema artístico mexicano y planteaba, a modo retórico, tres preguntas que las promotoras y participantes de El mural que debió ser parecen responder mediante esta iniciativa. “¿Dónde hay otros muros? ¿Cuándo los habrá? ¿Quién los pintará?” Creo que a Izquierdo le gustaría saber que los muros los estamos tomando, que las pintas feministas están desestabilizando al viejo orden, que las restauradoras con glitter están preservando otras memorias y que, por lo tanto, el muralismo renovado, y el arte público de hoy, son nuestros.

Alrededor de cien mujeres, en su mayoría jóvenes, han respondido a la convocatoria. El ocho de marzo de 2021 dará inicio la pintada colectiva del mural que debió ser y no fue. Los bocetos de María Izquierdo serán activados y la acción se registrará en video.

Diana Cuéllar Ledesma




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