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Magaly Lara. Animaciones




Publicado en Art Nexus  No. 85 Vol. 11 Año 2012
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Después de la lluvia. Cortesía de la artista.



Figuración-abstracción, memoria-olvido, imagen-texto, privado-compartido, vida-duelo. El trabajo reciente de Magali Lara (1956) se desarrolla en los breves ángulos que se activan y desaparecen con los giros de las bisagras. Opera no en el punto de la intersección, sino en la nueva articulación espacial que esta genera. Animaciones reúne ese trabajo y presenta un relato autobiográfico a través de la animación digital hecha por Luis Ordoñez de pinturas y dibujos de Magali Lara. La artista explora así nuevos derroteros tropológicos para el lenguaje con el que ha trabajado.

Tal lenguaje no es otro que el de las formas de la naturaleza. De ahí que las composiciones de Lara den a menudo la sensación de dinamismo tan propia de los ciclos vitales. Como dice ella, nada hay más viejo que el sentido de pertenencia, y parece que en su práctica artística lo lleva a su última expresión. La primera coordenada intersticial se da entre macro y microcosmos: universo-naturaleza-persona. Glaciares (2008-2009), animación digital de dibujos a lápiz y con gouache azul, es un paisaje emocional, subjetivo, que muere (los glaciares se derriten). Las vistas de la Patagonia argentina transliteran y sintetizan paisajes de la vida de la artista: su viudez y maternidad, así como la muerte de su padre y hermanos. Al “animar” digitalmente los dibujos, se subvierte el principio característico del género del paisaje de “congelar” o “atrapar” escenas de la naturaleza, aquietándolas. En la animación las diferentes formas y composiciones parecen moverse conforme se nos muestran de forma secuencial y en planos que giran y se yuxtaponen, mientras que la música de Ana Lara da ritmo a ese movimiento emulado.

Después de la lluvia (2011) traduce digitalmente un cuadro de gran formato que la artista separó en tres telas, pero que es una sola pieza y no un tríptico. Lara admite que fue pensando en la nueva plataforma visual de la pantalla de computadora, en donde siempre hay varias ventanas conviviendo, que optó por dicha presentación y es curioso que sea en la animación digital donde la obra puede apreciarse como unidad. La intersección de los dos soportes es lo que hace que la obra logre su redondez y, por oposición, cada medio nos permita una mejor aproximación a su contraparte. La versión digital nos hace conscientes del carácter matérico y táctil de la obra pictórica, ya que en la primera tal atributo no se percibe. Por otro lado, en la pantalla y merced a la música (Stephan Micus) y el movimiento, no se ve cada parte del cuadro como un ente discreto, tal como ocurre al ver “físicamente” las tres telas.

No me acuerdo (2008), animación de fotos que Magali Lara se hizo mientras dibujaba, se inspira en el Alzheimer que padeció su madre durante seis años. Hay dos cosas que destacar de la obra en relación con el tema de memoria y olvido: primero, cómo evidencia el carácter performativo del dibujo y, segundo, cómo en determinado momento de la animación la acción se “corre al revés”, de modo que el trazo se borra. No es gratuito mencionar que tal trazo es una espiral, metáfora del “largo viaje a un mundo sin palabras”. Lara cuenta cómo, al verla, su madre la reconocía, pero no tenía palabras para designar quién era: alguna vez, antes de que perdiera todas las palabras, llegó a decir que era su prima. Dentro del viaje, dice la artista, hay breves momentos en que el enfermo recuerda quién es. (Nada hay más viejo que el sentido de pertenencia). Los sonidos repetitivos de Satisfaction of Oscillation (Yao-Dajuín) complementan la parábola, y la cierran.



No me acuerdo. Cortesía de la artista. 

Un posible día (2011) es la historia de una mujer que literalmente vive en su cabeza. En la animación la música (Javier Torres Maldonado) y la voz en off (guión de Ana Cándida de Carvalho) muestran las voces internas de un personaje femenino realizando una actividad tan banal como salir de trabajar y volver a casa. Lara asegura se hizo feminista gracias a su madre, y pintó flores porque esta y su abuela lo hacían juntas; que su deseo en esta muestra es contar no ya desde un cuerpo femenino, sino desde la experiencia del cuerpo que ha visto, y que quiere darle cuerpo a la emoción. Atando cabos descubro que hay mucho cuerpo en esta muestra: no presente, aludido. En la obra de Magali Lara prevalece una organicidad que no deriva en vitalismo explosivo, sino en una suerte de calma contenciosa. Es un ejercicio de comprensión profunda y participación de los mecanismos y principios de la naturaleza más que un intento por representarlos. Periódico y rítmico, el cuerpo vive pequeñas manifestaciones de los grandes ciclos del universo al que no narra, pues es él la diégesis misma.

Animaciones
Magali Lara
Museo Amparo, Puebla
31 de marzo al 4 de junio

Estas son las mañanitas

El blog Generacion Y cumple cinco años. Es increíble lo que Yoani Sánchez ha logrado con él en este tiempo, y lo que su movimiento blogger ha significado en medio del ambiente represor y la pobreza de la isla. Celebremos y homenajeemos a Generacion Y, a Yoani, a la blogósfera y a la libertad de expresión recordando su primer post. ¡Carteles sí! parece decirnos Yoani en cada nueva entrada.


Carteles sí, pero sólo sobre pelota

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Por estos días el país vive una fiebre beisbolera a partir de los últimos partidos correspondientes al Play Off de la serie nacional. Los industrialistas visten de azul, mientras que el rojo es el color de quienes le van a Santiago de Cuba. En numerosos balcones, puertas y muros se leen carteles como “Industriales Campeón” o “Santiago es mucho Santiago”. A los militantes del Partido les han orientado que durante los juegos en el gran estadio Latinoamericano deben evitar que se grite despectivamente la palabra “palestinos” para referirse a los jugadores del equipo oriental. Mientras que el despliegue policial dentro y alrededor del propio estadio sólo es comparable con el ocurrido durante la Cumbre de Países no Alineados en septiembre último.
Hasta yo, que no comparto la pasión beisbolera, veo los partidos transmitidos en la TV y salto cuando anotan los leones industriales. Sin embargo, no dejo de notar que durante estos días la pelota nos sumerge en un sopor irreal y que hasta la aparición de los tolerados carteles es un paréntesis, un permiso temporal, del que no podremos hacer uso para otros temas. Me puedo imaginar qué pasará si una vez concluida la final cuelgo en mi balcón un mínimo papel que diga: “Sí al etanol” o “Internet para todos”.

Lost in the Mise en Scène of Latino Paradox

crisisss. Art and Confrontation in Latin America. 1910-2010 



Publicado en Third Text Volume 26, Issue 2 pp 248 253, Apr 2, 2012.
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Any discussion of this show necessitates a brief recap about its curatorial nature and the particular context in which it was organised and executed. Considered together, both issues constitute a good indicator for understanding the many complexities and absurdities that surrounded the show. To be more specific, I will briefly describe and comment on three paradoxical aspects of the exhibition and the role that the show played within the Mexican cultural and political context, and how it was affected by it.
The Game of the Double-Edged Sword
The first paradox of the show was actually its starting point. Talking about art and confrontation in Latin America while escaping from the stereotypes in which this art has been enclosed was the biggest challenge and the greatest risk for a show of this nature. In it, tropes  relating to Latin America such as ‘identity’, ‘revolution’, ‘nation’, ‘exoticism’, ‘magical realism’ and even the concept of ‘the political’, have been undertaken critically and self-reflexively. crisisss’ curator, Gerardo Mosquera, has said that an exhibition on art and confrontation must be itself confrontational (2). For a long time this curator has sustained that Latin American art has become art from Latin America: ‘To stop being “Latin American Art” means to distance oneself from a simplified notion of art in Latin America and to highlight the extraordinary variety of symbolic production in the continent.’ (3) In keeping with this, the exhibition showed the way in which many artists have reacted to a variety of intense social emergencies; however, few pieces in it were close to pamphlets or strict political illustrations and, on the other hand, very few transcended the artistic field to become direct social and political action. By contrast, it focused on artwork that used the permissiveness provided by art's aura to posit radical messages and actions.
While the show became itself a locus of defiance whose many vectors created a complex web of interconnections, the ‘confrontation’ was rethought and explored. Confrontation was not accomplished by talking about confrontation. It was generated when the inherently political aspects of artistic and curatorial practice were brought out in the way suggested by Jacques Rancière, by thinking politics and aesthetics under the concept of dissensus. This came about when, to use Ranciere’s terminology, the ‘distribution of the sensible’ currently sanctioned for an exhibit like this was challenged and expanded because, contradictorily – yet not illogically if we attend the logic in which official celebrations usually take place in Mexico – crisisss was planned to be the flagship artistic event of the Mexican Revolution’s centenary celebration.
In 2010, most countries of Latin America celebrated two centuries of independent life with exacerbated deployments of nationalist rhetorical events. In Mexico, the bicentenary’s commemoration also became the best pretext to dust off and revive old-style Mexican nationalism while palliating the increasing climate of violence, fear and discontent among the population caused by the battle between the Federal Government and the powerful drug cartels.  How could an exhibition of Latin American art which neither undertook a geographical nor a historical persuasion be part of a celebrative programme operating within the nineteenth-century framework of the nation-state?
A Scandalous Map for a Route of Silence
The second paradox is that the complex web of intertextuality accomplished by the exhibition betrayed a notable lack of real inner webs and networks among Latin America’s art and its institutions. Although developments  have increased, there are still serious needs in the field of Latin American art: pale cultural policies and an absence of continuity in the projects are our main weaknesses. It is surprising to notice how much powerful, purposeful and critical artwork is just getting out of its local enclosures, as is the case of the long-overlooked recent Chilean art, which commands particular attention due to its overwhelming presence in the show.
Though artists such as Alfredo Jaar, Eugenio Dittborn, Diamela Eltitt and Lotty Rosenfeld have had the international recognition that their work deserves, it is a pity that Chilean artists such as Gonzalo Díaz – whose interventions with light and neon texts are penetrating explorations of visuality and language that work both poetically and philosophically –, many others still belong to a route of silence within the art world and are almost unknown by the international art scene. Their presence in crisisss… was the great contribution of Mosquera’s curatorship. The big revelation was the documentation of Carlos Leppe’s magnificent video-installation and performances ‘Waiting Room (1980) and ‘Mambo Number Eight by Pérez Prado (1982) in which the artist works through his body within a field of references composed by a powerful mix of elements coming from his own biography, politics, daily life, psychoanalysis and art history, while rebelling against the confinement of roles to which the dictatorship in Chile sought to condemn the social body. 
The whole exhibition consisted of the articulation of multiple narratives, drives and cross-sectional dialogues like those established between Gordon Matta Clark’s ‘Splitting’ (1974) – houses cut in half –, Doris Salcedo’s ‘Shibboleth’ (2007) – a floor crack along Tate Modern’s Turbine Hall —, and ‘Crack’, a modest but forceful lithography by the Costa Rican early conceptualist Emilia Prieto Tugores. Visual, conceptual and political unifying links and concerns also brought up through art actions like ‘Wash the Flag’ (2000), started by Colectivo Sociedad Civil, which consisted of literally washing the Peruvian flag in the Plaza de Armas in Lima as a demonstration against Fujimori’s dictatorship in Peru; the Chilean flag made out of real human femurs by Arturo Duclos; ‘Apolitical’, by the Cuban Wilfredo Prieto, and the dematerialized flag of Paraguay (‘Empty Flag’, 2007) by Paola Parcerisa. Nevertheless, crisisss… also showed the local cultural twist of the different countries and cultural zones that make up Latin America. For instance, while the action of washing the flag spread throughout Peru – and even reached as far as Peruvian communities in exile, contributing to the democratic about-turn in that country —, in Mexico the national flag was not allowed to be part of Prieto’s ‘Apolitical’, which featured a set of all the Latin American flags rendered in black and white raised in front of the façade of Ex Teresa Arte Actual – Mexican legislation prohibits using the national symbols in ways that it deems improper.

Emilia Prieto Tugores. Crack. c.1937
Gordon Matta Clark. Splitting. 1974


Spatially and conceptually articulated as the field of tension between the Mexican and the Cuban Revolution (4), the lead of the show was given in the first gallery, where the left wing area gathered Cuban artists such as Raúl Martínez, Antonia Eiriz and Sandra Ramos. Californian Aaron Valdez’s ‘State of the Union (Clinton)’, an edited video of Bill Clinton addressing the USA Congress that shows the president pronouncing only numbers, was placed side by side with José Toirac’s video ‘Opus’, an edition of Fidel Castro’s speeches that only allows listening to the numbers that he pronounces, while these appear on the screen. Outside of the ‘Cuban’ hall but conceptually connected to it, ‘Speech’ by Wilfredo Prieto (toilet paper made out of the infamous Cuban official newspaper Granma) and Tania Bruguera’s ‘Tatlin’s Whisper’ – the performance that generated the first public tribune in Cuba after Castro’s Revolution – addressed freedom of speech in that country.
In the right wing, Diego Rivera’s iconic lithography ‘Zapata’ (1932) was placed beside the video register of ‘Border Brujo’ (1985), a performance by Guillermo Gómez Peña in which, with multilingual dexterity and humour, the artist explores the borders between North and South, Anglo and Latino; myth and reality, legality and illegality. Amidst these pieces, Mosquera introduced a curatorial statement: he did not include in the exhibition any of Frida Kahlo’s work; rather he presented ‘The Two Fridas’ by the Chilean duo Yeguas del Apocalipsis, who cross-dressed themselves and enacted, with a catheter, blood and oil paint on their bodies, the scene of the famous painting by Kahlo. ‘She is a wonderful artist, but her image has become a cliché of Latin America’s exoticism. That’s why I decided to exclude her from the show’, said the curator. (5) 
Between what I have called the ‘two poles of tension’, and in the middle of the large hall that connected them, the almost religious ‘Inverted America’ (1943) by Joaquín Torres García pointed out that ‘our north is the south’. Luis Camnitzer’s ‘Common Grave’ (1969) – which simply consists of these two words of the title pasted on the floor – opposed Torres’ utopian turn of the South American map to point up, and played with Duclos’s Chilean flag made out of femurs. Hanging on a wall, it was elevated like any raised flag, however, by denouncing the crimes during Pinochet’s dictatorship, the flag metaphorically connected with the principles of ‘descent’, ‘pain’ and ‘anonymity’ of the common grave. Camnitzer’s work happened to be also a metaphor for the exhibition’s fate – was the show also condemned to the ‘common grave’ principle? I will come back to this later. 
Instructions for Being One's Own Sparring Partner
The third paradox has to do with the massive budget that was assigned to the show and the enormous effort to bring together nearly 200 works from more than 100 artists from throughout Latin America and other continents, which contrasted with the weak promotion given to the exhibition: crisisss… was an underestimated show with unexploited significance. The main reason for this was undoubtedly the political conflicts in the Mexican cultural scene.
The problems caused by the recent failed renovation of the Palacio de Bellas Artes’ auditorium, which was denounced by UNESCO and the International Council on Monuments and Sites (ICOMOS) due to supposed irregularities in the management of patrimonial heritage, significantly affected the exhibition, since the Palacio had been planned as the only venue for the show. A few weeks before the opening, Teresa Vicencio, director of Instituto Nacional de Bellas Artes, asked the curator to move part of the pieces – those planned to directly intervene in the façade and other transit spaces of the Palacio – to another setting. Mexican cultural authorities tried to avoid more problems with UNESCO and ICOMOS by refusing permission to alter the building. However, the hurried opening of a new venue, which was Ex Teresa Arte Actual, an art space usually devoted to performance and experimental art, caused other problems. The decision of a few artists to abandon the show when they found out that their pieces had been moved to the new space caused speculations about censorship in the show. As a consequence, the national media focused on the scandal instead of stressing the importance of a show that brought together the most important pieces of one century of Latin America’s art of dissidence. This, in addition to the sparse international media coverage brought to the exhibition, resulted in the disregard of a highly relevant art event.

Gonzalo Díaz. Figuras del poder. Vista lateral de la fachada del Palacio de Bellas Artes. Foto: Glexis Novoa
According to Mosquera, the only case of censorship was against Teresa Margolles’ performance ‘What Else Could We Talk About?’, which the curator wanted to enact at the Palacio de Bellas Artes’ lobby. This was regrettable not only due to the piece’s strength, but also because it was going to be the only live performance in the show. Presented at the Venice Biennale in 2009, the work consisted of mopping up the blood of narco executions in Sinaloa with rough cloths, and then soaking the fabrics with water and using them to clean the floor of the Mexican Pavilion. The presentation of Margolles piece caused strong polemics in Mexico when presented in Venice, and though Mexican cultural institutions supported it until the end on that occasion, it was not allowed to be performed in crisisss... Would the real confrontation be to perform the piece at home rather than as an ‘export'?
Maybe because of its dissonance regarding the rest of the bicentenary’s programme, crisisss… was postponed five times before its opening, and it finally got started when the commemoration was already finished. In addition to letting the exhibition out of the fest, postponements caused serious absences such as the famous parangolés by Hélio Oticica. The only itinerary of the show planned within Mexico was cancelled and the one to Colombia, which would divide the show between two venues, is still uncertain. It is not clear if the catalogue, with important texts by Aracy Amaral, Claire Bishop, Cuauhtémoc Medina and many others is going to be edited or not. Nevertheless, the hijacking of the Palacio de Bellas Artes by an exhibition like this deserves a celebration: it is not only the largest and most wide-ranging show of its kind ever organized, but also the first exhibition of this nature allowed to be executed within the Palacio, the greatest bastion of culture in Mexico, where only official and consecrated artists have been presented. 
Probably the absence of Oiticica’s ‘We Thrive from Adversity’ reveals its phantasmagoric presence in the show: ‘his mischievous dialectics might serve as a synthesis of both the achievements and the contradictions of the art submitted in the exhibition—and, ultimately, of the exhibition itself’, pointed out Mosquera in the room leaflet. Instead of celebrating an idealized past through a false present, crisisss…aimed  to address Latin America in all its complexities and conflicts, and emphasised contemporary problems and the way in which art's intrinsic semantic potential has responded to them. The painful reality is that, generally speaking, Latin American artists have run faster than Latin American institutions and their management’s models. For instance, The Museo del Palacio de Bellas Artes does not even have a web site. Even an exhibition like crisisss..., which denounced and reflected on the problem of Latin America’s complexities and contradictions, could not avoid being a victim of the same wrong that it tackled.

Notes
1 Palacio de Bellas Artes and Ex Teresa Arte Actual, Mexico City, March-June 2011.
2 Conversation with Gerardo Mosquera. 21 July 2011.
3 Mosquera, Gerardo, Good-bye Identity, Welcome Difference. From Latin American Art to Art from Latin America, Third Text, London, vol 15, Issue 56, 2001, pp 25-32.
4 It is essential to consider that both events have been decisive for the development of Latin Americanism. The Mexican Revolution was the first victorious popular revolt of the 21st century, and provided icons such as Emiliano Zapata, while the Cuban Revolution constituted a revival of previous Latin American ideals as those coming from Bolivarism. It also contributed the new icon of Latin American pride and rebellion: Che Guevara.
5 Conversation with G. Mosquera, Ibid.













Onelio Jorge Cardoso

—Santos y buenos días —dijo la muerte, y ninguno de los presentes la pudo reconocer.





"Francisca y la muerte" en Español. Lecturas para tercer grado. México: Secretaría de Educación Pública. 

Luis Felipe Fabre

Le llaman el Anticharro: el Mariachi del Apocalipsis:
tiene pacto con el Diablo, nexos con el narco
y un chayote medianito en vez de corazón:
ay, en vez de corazón




"Canción ranchera" en Cabaret Provenza. México: FCE, 2007

5 razones para amar el video del Chip Torres: Te voy a dar un byte

1.  Pone en evidencia la maravillosa inventiva de la juventud en todos los aspectos: tecnológico, comercial, visual y de lenguaje.

2.  Lo hace de un modo humilde, divertido, inteligente, pícaro y poético.

3.  Pero también (indirectamente) evidencia cuán grave es el problema de los "ni-ni" (en México: jóvenes que ni estudian ni trabajan). Pese a que  no hay una cifra exacta, se estima que alrededor de 7 millones de mexicanos se encuentran en esta situación. Cabe aclarar que el Chip Torres sí trabaja (como se ve en el video) y se desconoce si estudia, pero el asunto de fondo no es ese, sino el del enorme desperdicio de recursos humanos que hay en el país en la era en que este es el recurso más buscado, y explotado, por las grandes potencias mundiales: ¡un verdadero motor social y económico!

4.  Al hacer, y difundir, su video, el Chip Torres  explora y explota las potencias de las nuevas tecnologías para crear contenidos y difundirlos de forma horizontal, sin tener que pasar por casas productoras, televisoras, disqueras, etc. Pero, ¡ojo!, también hay que notar que el buen Chip ya fue absorbido por La gran royal "una empresa dedicada a la creación y producción de contenido audiovisual exclusivo y original que rompe con los paradigmas de la publicidad tradicional a través de la comedia en nuevas plataformas de distribución". Algo parecido a lo que pasó con el video de La caída de Edgar utilizado como marketing por la empresa Pepsico (comercial de galletas Emperador) y el del Fua, por Bimbo (comercial de Hot Nuts). Habrá que ver cuánto dinero están haciendo Pepsico y Bimo con la creatividad social y cuánto les ha tocado a los incautos protagonistas de los hits youtuberos, dos de los cuales pudieron haber tenido un gran golpe de suerte al ser captados por la cámara en sus momentos más bochornosos.

5.  Tanto a nivel lingüístico como visual, toda la realización es una metáfora redonda y formidable del cunnilingus, lograda gracias a la exitosa promiscuidad entre el inglés y el español y la combinación de ambos con la jerga informática (byte = unidad básica de almacenamiento de datos, bite = mordida, bolita del mouse = clítoris etc. ),  y de todos con el despliegue y lenguaje visual del video. 





Referencias e info complementaria
"Generación 'ni-ni': ni estudia ni trabaja". El país, 22 junio de 2009. http://elpais.com/diario/2009/06/22/sociedad/1245621601_850215.html"Entérate ¿Qué es un ni-ni ? El Universal, diciembre 2009.
Economía creativa como estrategia de desarrollo: una visión de los países en desarrrollo. Ana carla Fonseca Reis (org.) Sao Puelo: Itaú Cultural, 2008. http://www.garimpodesolucoes.com.br/downloads/ebook_es.pdf

Resisting the Present [by turning to the past or creating a new HD reality] México 2000/2012

Antes de entrar leí el folleto con el epígrafe de Huidobro: no copiar la realidad, sino inventarla. Luego levanté la mirada hacia el muro falso con la obra de Tercerunquinto: No hay artista joven que resista un cañonazo de cincuenta mil dólares.
Tercerunquinto. No hay artista joven que resista un cañonazo de $50,000 dólares, 2011.

      
                                                      
   La exposición Resisting the Present se define como una mirada a la joven escena artística mexicana activa en los últimos doce años. Nacidos en su mayoría después de 1975 y con obra que, según las curadoras Ángeles Alonso Espinosa y Angeline Scherf, privilegia un compromiso cabal con la actualidad, los artistas Edgardo Aragón, Marcela Armas, Erick Beltrán, Diego Berruecos, Iñaki Bonillas, Mariana Castillo Deball, Minerva Cuevas, Jonathan Hernández, Arturo Hernández Alcázar,  Bayrol Jiménez, Alejandro Jodorowsky, Adriana Lara, Gonzalo Lebrija, Ilán Lieberman, Juan Pablo Macías, Jorge Méndez Blake, Jorge Satorre, Pablo Sigg, Héctor Zamora, el colectivo Tercerunquinto y los cineastas Natalia Almada, Amat Escalante, Nicolás Pereda y Carlos Reygadas, conforman la muestra. Producida conjuntamente por el Musée d'art moderne de la Ville de Paris y el Museo Amparo, Resisting the Present estuvo abierta en el Museo Amparo en la ciudad de Puebla, México, hasta el 15 de enero de 2012
   El ímpetu combativo de las poéticas del siglo pasado se alude en la mayoría de las obras y en la tesis misma de la exposición: resistir es estar en la lucha. Si bien lejos del brío antropófago del Concretismo brasileño,  y de la expereimentación lúdica del arte Madí argentino, el Creacionismo español o el ánimo colectivo y de intervención urbana de Los Grupos de México, la nueva movida no es ingenua.[1] Y sin embargo prevalece en ella el dejo impasible que Alberto Chimal bien describe al hablar de los escritores mexicanos que, como él, se acercaban a los treinta años al empezar el milenio:

(...) narradores pasivos y contemplativos, tramas casi desprovistas de acontecimientos —aunque algunas de sus premisas iniciales fueran estrambóticas o escandalosas—, un ambiente urbano y contemporáneo visto de manera no desapasionada pero sí distante y, sobre todo, una sensación de desencanto: profunda melancolía que desembocaba en amargura, en efusiones sentimentales o en observaciones cínicas sobre una realidad hostil.[2]

   La descripción parece acertada para la generación huérfana de ideales: yuppies, indies, yindies, hipsters, yipsters, alterna-yuppies, slackers, trendsetters y grups[3]. La sensación del “llegamos tarde”, somos la generación X, nacimos cuando el siglo se estaba acabando, asistimos al fin de la historia –o lo que en el caso que nos ocupa podría interpretarse como: “no alcanzamos a ser parte de La era de las discrepancias (1968-1997)”– podría conducir con facilidad hacia el ánimo desesperanzado de la frivolidad, el cinismo o la inacción.
   Afortunadamente para los que cayeron en la nostalgia de fin de siglo, y pensaron que los grandes acontecimientos eran cosa del pasado, el presente es bastante trepidante y abundan los temas candentes. La eclosión de la comunicación en tiempo real, los reajustes socio-culturales en torno a las redes sociales y el cambio de subjetividad producto de ellos, así como la escalada sin precedentes de la violencia ligada al narcotráfico se suman a los problemas de antaño: crisis económica, educación deficiente, caos urbano, violencia de género, negligencia, migraciones, discriminación, abusos de autoridad y corrupción.
   Según Chimal, los temas centrales de la literatura mexicana finisecular eran siempre dos: el tiempo y la memoria, “y todas las historias desembocaban en la misma idea de un daño o una pérdida: en angustia ante el existir en un mundo donde ya nada es posible y sólo se puede repasar lo que fue”. Pero a menudo las posibilidades de tal repaso se han convertido en locus y meollo del arte reciente, y en algunos casos han sido adoptadas como agenda política.[4] Revisiones críticas, genealogías, reinterpretaciones, nuevas arqueologías y la tan en boga compulsión por el archivo parecen dictar la pauta de la práctica actual: resistir al presente mediante nuevas aproximaciones al pasado que develen nuevas cartografías y posibles lecturas de la actualidad.
    Paradójicamente, los fantasmas de la historia, el tiempo y la memoria se enfatizan en esta muestra que defiende el compromiso con el presente. El intento de evocar lazos entre México y Francia, tema que ameritaría una exposición aparte, constriñe y orienta la lectura de algunas obras contemporáneas hacia su relación con el arte francés del siglo pasado y a la herencia asumida de Dadá y el Surrealismo. Si esto no bastara para sacar a la muestra de su eje, esta también incluyó un ciclo de cine mexicano reciente y una referencia atemporal a la estética tremendista del chileno Alejandro Jodorowsky.
   En general, las vinculaciones entre obras resultan demasiado obvias: las tiras cómicas de Jodorowsky Fábulas pánicas (1960-1970) se exhibieron en la primera sala frente a Recuerditos (2011), de Bayrol Jiménez. Por su parte, Fémur de elefante mexicano (2010), de Jonathan Hernández y Pablo Sigg, se relaciona con Fémur de la femme françoise (1965) de Marcel Broodthaers, y Estrella de mar (2010) de Iñaki Bonillas se exhibió en una pequeña sala junto al poema L’étoile de mer (1927) de Robert Desnos y frente a la película homónima de Man Ray (1928). Los vínculos propuestos, además de literales, resultan forzados. Eurocentrismo, ingenuidad o una tesis de fondo mal resuelta en la exposición podrían ser las razones que orientaron la curaduría hacia tal desliz. Que, sin embargo, pienso, obedece a motivos de financiamiento. La pregunta en tal caso sería por qué no vincular el arte mexicano actual con su contemporáneo francés en vez de dar ese, romántico y cómodo, viraje hacia las vanguardias.
Jorge Méndez Blake. Das Kapital, 2009

   Por fortuna, algunas piezas pudieron escapar del designio “evocativo”. Das Kapital, de Jorge Méndez Blake, artista que ha venido trabando con textos y libros, consiste en un muro de ladrillos sostenido en una esquina por un tomo de El capital de Marx; En donde estoy va desapareciendo, de Mariana Castillo Deball, cuya obra se vincula con la historia y la discursiva de museos de antropología, o la investigación fotográfica de Diego Berruecos, que analiza la política, lenguaje, paisaje, arquitectura y memoria colectiva que rodean la imagen del anquilosado Partido Revolucionario Institucional (PRI), aunque no niegan que su materia prima y su preocupación sean el tiempo, la memoria y el olvido, parecen menos subordinadas a la francofilia y con muchos más usos activos en el presente.
   I-Machinarius (2008) de Marcela Armas es sutil y efectiva, una pieza de apabullante actualidad y fuerza. Consiste en una máquina industrial en constante movimiento colgada de la pared bajo la forma de un mapa invertido de México, cuyo mecanismo funciona gracias a un sistema lubricado con petróleo que escurre a lo largo del muro, dando así la impresión de derramarse hacia la frontera con los Estados Unidos. Si la obra puede funcionar como metáfora óptima de la fuga de recursos hacia el exterior, también lo hace como la del país como mecanismo avejentado que con trabajos logra seguir en movimiento; la de la pésima administración y aprovechamiento de los recursos naturales o del petróleo como motor y desgracia de nuestra situación actual.
Marcela Armas. I-Machinarius, 2008. 
   Probablemente, la mayor parte de los padres de los artistas de la muestra creyeron que sus hijos se dedicarían a “administrar la abundancia”, según dijo el presidente López Portillo cuando entre 1978 y 1981 se descubrieron yacimientos petroleros en el sureste del país. Como todos sabemos, tal no fue la suerte ni de los artistas de la muestra ni de nadie, y lejos de administrar riquezas las jóvenes generaciones hemos visto nuestra vida pasar como un continum de crisis y devaluaciones. “Nos ha llovido sobre mojado”, parece decir la obra Nube negra de Arturo Hernández Alcázar – objetos levantados de chatarrales y mercados públicos en abandono suspendidos sobre el patio del Museo Amparo– que, por cierto, incluye restos de la explosión de 2010 en San Martín Texmelucan, Puebla, causada por la “ordeña” clandestina de ductos de combustible de PEMEX.
   Si parece que todo confluye en preocupaciones y motivos recurrentes, también podría ser lo opuesto. No es gratuito, la realidad está cada vez más fragmentada y la interacción en tiempo real nos hace más conscientes de ello. Lo anterior, aunado al “photoshopismo” (coexistencia y superposición de capas) tan característico de México, resulta en una especie de “imagen acoplada”[5] de la realidad, inaprehensible e inagotable. De esto da cuenta el cine mexicano de la década, que muchas veces muestra las intersecciones y bifurcaciones de las múltiples clases, razas, géneros y formas de vida del país.
    La muestra enfatizó la emergencia en la última década de un cine mexicano crítico y de filo social. Así, se organizó un ciclo de cine paralelo a la muestra en el que se exhibieron cuatro filmes: El velador (Natalia Almada, 2011), Los bastardos (Amat Escalante, 2008), Serenghetti (Carlos Reygadas 2009,) y Verano de Goliat (Nicolás Pereda, 2010). La selección de las películas no fue gratuita si atendemos a la inclinación curatorial por mostrar un arte comprometido con el presente y que discute y denuncia las actuales condiciones políticas y sociales del país, de las que, huelga decir, no escapa. Jorge Ayala Blanco en su diccionario del cine mexicano ha dedicado el último volumen, en donde analiza el cine mexicano producido de 2007 a 2011, a la justeza. Según el autor, este puñado de películas mexicanas recientes que son en su mayoría ignoradas, apoyadas por el Estado y que tardan dos o tres años en ser vistas por el público, “dos semanas después de estrenadas, ya se habrán convertido, por desgracia, por fin, en objeto de inaccesibilidad, nostalgia, culto, olvido clemente, o de heroico rescate discreto, a contracorriente y acaso también ignorado (…)”[6]
    Precisamente es en el filo social y el ímpetu de denuncia donde convergen mucho del arte en la muestra y el cine presentado en ella. En la película Los Bastardos, de Amat Escalante, dos migrantes mexicanos en Los Ángeles asesinan por encargo a una mujer estadounidense. Con claras referencias a Funny Games de Haneke, esta película, como ha dicho Ayala Blanco, “con sólo dos tiros y su consecuente par de baños de sangre, convierte al laconismo en una forma extrema de la violencia y viceversa”[7]. Por su parte, El velador, de Natalia Almada–documental del día a día en torno a los “narcomausoleos”– es una película sin violencia sobre la violencia. Resulta entonces multilayer en sí misma: funciona superponiendo imágenes y realidades que se promiscuyen y, aun siendo contradictorias, no se excluyen entre sí. El fenómeno podría ser análogo a las “máscaras de capa” del Photoshop: se utilizan para cubrir partes de una imagen que no interesa mostrar, pero las partes cubiertas no se pierden, sino que se ocultan tras la máscara sin necesidad de borrarlas.
   Y aunque nadie escapa del “photoshopismo”, insisto en que la nueva movida no es ingenua.[8] Al salir de la última sala leí en el cuadernillo-guía un fragmento del texto del novelista mexicano posturbano Guillermo Fadanelli, propuesto ahí a modo de conclusión: “hacerse a un lado para enfatizar que no deseamos pertenecer a un mundo en el que no tuvimos poder de elección”; luego volteé para ver de nuevo la obra de Tercerunquinto. Las ranuras en el muro provisional, construido ex profeso para ser intervenido, dejaban ver el muro verdadero. Esto lejos de neutralizar el ánimo confrontacional de la obra de perforar el muro de un museo, potenció sus posibilidades semánticas y la picardía de retomar la frase célebre del presidente mexicano Álvaro Obregón sobre esa gran tradición nacional de la corrupción : "No hay general que resista un cañonazo de cincuenta mil pesos".


Colofón
Acá pueden ver el artículo del colega Ramón Almela en critic@rte sobre la misma expo  
Y acá el de Anne Marie Mergier en Proceso

[1] Cuando digo lejos no me refiero sólo a la distancia temporal, sino, a causa de ella, a la paradójica situación de que el arte más reciente hereda y a la vez difiere sustancialmente de estos movimientos. Los artistas ya no se agrupan en torno a manifiestos, poéticas o programas comunes bajo las sombrillas de los “ismos”  con miras a lograr cambios radicales o acciones totales; la tendencia actual se encamina hacia la localización, fragmentación, microacción y micropolítica. Los artistas en la muestra difícilmente harían suya la consigna de cambiar el mundo: “quizá el arte de las obras sea generar la posibilidad para crear otros mundos, ahí donde pareciera no haber ni la más mínima oportunidad para ellos”, dice el folleto.
[2] Alberto Chimal. “Generación Z”. Crítica 146. Noviembre, 2011. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Disponible en http://revistacritica.com/ensayo-literario/generacion-z-por-alberto-chimal
[3] Véase Adam Sternbergh “Up with Grups” en New York Magazine. Marzo 26, 2006. Disponible en http://nymag.com/news/features/16529/
[4] Es el caso de jóvenes artistas del Cono Sur que se han dedicado a la revisión de temas, lugares y archivos de las dictaduras militares sufridas por dichos países.
[5] En la jerga de Photoshop acoplar una imagen significa que todas las capas existentes en un documento se unen en una sola, es decir, creando una sola imagen.
[6] Jorge Ayala Blanco. La justeza del cine mexicano. México: UNAM, Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, 2011
[7] Ib.
[8] Y tal vez sea más ingenua la mirada que la tiene por ingenua, indiferente, derrotista, emo.

Letreros 2012

Continuando con el proyecto cazadora de letreros emprendido el año pasado, y gracias a la buena recepción del público, ya está aquí la primera tanda de letreros del 2012. He decido nombrar las fotos acorde con los tipos mexicanos que representan, o podrían representar.

No quiero dejar de empezar con este "viejo conocido" que estaba en la esquina de mi casa. En 2011 subí su foto en  el blog: "se harreglan relojes". Ahora que vuelvo a publicarlo, quiero resaltar el ímpetu de corrección que prevalece siempre en el complejo acto escritural, según  puede observarse en esta corrección a posteriori.
El perfeccionista. Momoxpan.
El politically correct. Momoxpan.
El jefe. Puebla (centro histórico).
El chambeador. Cholula.
El grillero. Camino a San Luis Tehuiloyocan, Puebla.
El romántico. Cholula.
El alburero. Ruta 3, Puebla.
El experto. Puebla.
El cortés. Puebla.
La publicista. Momoxpan.
El Talent Hunter. Puebla.
El cervicial. Momoxpan.
El motivador. Cholula.
La fitness. Momoxpan.
Los banda. Momoxpan.
Los wannabes. Morillotla.
El papá pirata. D.F. (metro universidad).

El chavalillo. Momoxpan.

El fenicio. Momoxpan.

El voluntarioso. D.F. (UNAM).

El GPS. Puebla.

El democrático. Puebla.

El tratante de blancas! Puebla.

El buen patrón. Puebla.

La directora de escuela. Momoxpan.

El merolico. D.F. (metro Universidad).

El estravagante. D.F. (metro Universidad).

El milagroso. D. F. (Metro San Lázaro).

El vigoroso. D. F. (metro San Lázaro).

El tónico. D. F. (metro San Lázaro).

El amenazador. Momoxpan.

El Alfredo Palacios. Puebla (Avda. Juárez).

El bendedor. D.F. (San Ángel).

La casa de cambio. Cholula.

La conscentidora. Cholula.

El taquero feliz. Momoxpan.

El  chicharitones. Momoxpan.

El taquero yogui. Puebla (Blvd. Valsequillo).

Recidencial. Puebla.







El creative commons. Zacatepec.

El confeso. Puebla (Rápido de San Antonio).

La autoestima. Puebla (Rápido de San Antonio).

El chavo del ocho. Momoxpan.

La mujer de tu prójimo. Cholula.

El ceminal. Momoxpan.

El sindicalista. Metepec.

La patisserie. Momoxpan.

El agente inmobiliario. Cholula.

El diseñador gráfico. Puebla (Estacionamiento sobre Blvd. 5 de mayo a la altura de Analco).

El niño viejo. Cholula (mercado).

La defensa. Puebla.

La torta. Momoxpan.

El mero mero. Momoxpan.

El arriero. Puebla.

La ética profesional. D.F. (Ciudad Universitaria)

El market coach. Cholula.

La cosina económica. Puebla (Centro Histórico).

El bilingüe. Momoxpan.

El paseusted. Puebla.

La multichambas. Puebla (San Manuel).

 Semiótica. Valsequillo

 Diacnosis. Momoxpan

 Probidencial. Cholula.
Emboltura. Puebla.

Conbinaciones. Momoxpan.

Ahujero laboral. Puebla.

 Esto urge. Puebla.

 Laberinto. Puebla.

Judith Butler. Puebla (Reforma entre la 11 y la 9).

 Perversitas. Puebla (cine porno de la 2 pte.)

 Cultura vial. Puebla.

Física cuántica. Momoxpan.

 Closseps. Puebla.

Instructivo. Puebla (oficina cutre de la PGJ donde se tramitan  las cartas de antecedentes no penales).

 Nada con exceso, todo con medida. Puebla (misma oficina).

La vista gorda. Puebla (misma oficina)

 Fraude electoral. Puebla (zócalo).

Ojitos negros. Puebla (visto desde la ruta7).

 Organización chavos locos. Puebla (Avda. Forjadores).

 Perinola. Momoxpan.

Redundancia. Momoxpan.

Bilingüismo. Hotel Ibis, Bogotá, Colombia.

 Vigilar y castigar. Momoxpan.

 Aclaración. Momoxpan.

Pobreza. Puebla (ruta 3).

Onomatopeya. Puebla.

 Salida de emergencia. Metro D.F.

Satélite. Puebla.

Elegidos. Puebla.

Diluvios en el D.F. Metro San Lázaro. (Tláloc=dios azteca de la lluvia)

Neologismo. Medellín, Colombia.