Páginas

Sandra Gamarra: Blanca

Publicado en Art Nexus #89 Junio-Agosto, 2013

Vista de la sala. Cortesía Galería Juana de Aizpuru.

La primera dificultad crítica ante Blanca sería discernir si se hablaría de ella como una pieza total o
como un conjunto de obras. Por apresurar una hipótesis, supongamos que nos decantamos por lo primero. Aunque hay varias piezas en diversos formatos, desde pintura al óleo hasta vídeo, el montaje y la articulación semántica de la muestra la convierten en una meta-composición a la manera de una instalación, la atmósfera global impide ver cada pieza de forma aislada. Intentaré explicarme: en la sala principal las ventanas han sido tapiadas por enormes cuadros blancos. En el suelo se han esparcido periódicos abiertos de par en par y pintados con óleo en tonalidades claras que pretenden fundirse con la textura veteada del suelo de la galería. Otros cuadros al óleo, de diversas dimensiones (Piece of Gallery IV y V, respectivamente), se colocaron a nivel del suelo en dos de las esquinas de la sala, achatando así la escuadra formada por los muros, pero emulando el espacio oculto tras ellos. En estos espacios, tras los cuadros, se proyectan sendos videos, Trabajo oculto II y III, en los que se ve a la artista escondiéndose tras un cuadro blanco. Hay un ánimo generalizado de ocultamiento y camuflaje entre las obras y el espacio que las contiene. No es, sin embargo, un diálogo fluido ni una fusión real; antes bien, todo resulta evidentemente teatral. Todo es impostado, nada fluye con naturalidad. Como ha dicho Antoine Henry-Jonquères, es una puesta en escena de la escena.

Piece of Gallery IV

Lo escenográfico como estrategia no es nuevo en el trabajo de Sandra Gamarra (Lima, 1972). En LiMAC (2003-2004), el museo de arte contemporáneo de Lima que sólo existía como proyecto, la artista ya jugaba con la dialéctica entre ausencias y presencias, inexistencias físicas y existencias simbólicas, espacios reales, subrepticios y posibles. Hay algo en este juego que recuerda a la arquitectura manierista: espacios velados, artificio, estructuras de sostén que no sostienen nada, preminencia de los espacios de tránsito frente a las estancias. Se trata, como lo indica su nombre, de la “maniera”, el énfasis en el procedimiento más que en la forma resultante. De este modo, en la obra de Gamarra la importancia de la pintura radica en lo que se hace con ella y no en ella misma. Este es el caso de las piezas de Blanca, en donde el fin último de la monocromía no es, por ejemplo, la indagación plástica sobre la luz, la textura o el color, sino su empleo en pos de indagaciones de otro orden, como, en este caso, la generación de una espacialidad particular y la exploración de sus posibilidades metafóricas. Así, la referencia al cubo blanco como lugar semánticamente neutro es, además de formal, imbricadamente conceptual: la artista ha blanqueado la galería no vaciándola, sino saturándola de sentido y, paradójicamente, tal saturación ha sido efectuada desde una carencia de signos mediante el empleo de pintura en una gama de blancos. Debo insistir en que no se trata del color por el color ni de la reivindicación de una simple presencia, es una presencia que simula ausencia.

Trabajo oculto II


En la otra sala de la galería, otros tres cuadros cubren las ventanas y en el muro frente a ellas se exhiben Blanqueo I (bodegones) y II (texturas). Cada una se compone de 12 óleos sobre papel algodón de pequeño formato. Son pinturas de obras –todas blancas, huelga decirlo– de artistas como Olafur Eliasson, Dan Graham, Terence Koh y Santiago Sierra. Hay fragmentos de un relato de Ximena Briceño sobre el desierto de Atacama en las paredes de las salas. El texto indaga también la sinonimia de lo desierto como vacío. Ni siquiera la nada carece de contenido: “la arena del desierto contiene trazas de hombres y mujeres que vivieron hace miles de millones de años. Esta es la materia de la que estamos hechos”.


La sencillez es solo aparente. Desierto, cubo blanco, apropiaciones, ausencias, escondites: nuevamente estamos frente a la saturación disfrazada de vaciamiento. Si bien las obras se enuncian desde una poética mínima, esto solo es perceptible cuando se analiza cada una de forma aislada. En una visión de conjunto, Blanca no se inscribe en la ecuación de forma mínima-contenido máximo. Es más bien un horror vacui que teme decir su nombre.



Supongamos que nos decantamos por lo segundo…


Galería Juana de Aizpuru, Madrid
Del 13 de abril al 23 de mayo de 2013

Words beyond the Death Row

In the frame of 5th World Congress against the Death Penalty, held in Madrid in June of 2013, and as part of the program of activities of PHotoEspaña 2013, I curated the audiovisual project Words beyond the Death Row, which combines excerpts from testimonies by death row inmates from around the world, and their relatives, with images of foremost contemporary artworks. The testimonies describe the reality of the conditions of detention in the death row, while the exhibition aims to visually explore the emotional universe that these testimonies manifest.

Instead of being an illustration for the voices, the project intends to articulate a constructive dialogue from the symbolic between the recorded testimonies and images of artworks by contemporary artists. Therefore, I avoided a tour through the images that have traditionally been related to the death penalty, either in a generic way, as the electric chair, gallows or lethal injection, or by showing portraits of the convicted and executioners, or photographs of cells and execution sites.

While these images allude directly to death, the testimonies in this project are touchingly full of life: a life of loneliness, anger and confinement, in which the universal vital incentive of human contact prevails over adversities. Words beyond the Death Row is inspired by that contact: the importance of the letters coming from outside, the high value given to the brief hours in which the prisoners enjoy the visits of their loved ones, and the international support are the main conveyors of hope for the inmates.


One of the testimonies narrates the awaiting of a woman for visiting her imprisoned husband. She resumed the experience in a wish: that of the moment when "the time belongs to us for a few hours". Expanding margins, this poetic language game synthesizes the complex implications behind capital punishment. Humans have always known that the time does not belong to us, but some hours do (they are called life)... Who owns our hours?


Palabras más allá del corredor

(el tiempo que nos pertenece por algunas horas)

En el marco del V Congreso Mundial Contra la Pena de Muerte celebrado en Madrid en junio de 2013, y dentro de la programación de PHotoEspana 2013, he curado el audiovisual Palabras más allá del corredor. En él, grabaciones en audio de cinco extractos de testimonios de condenados a muerte y sus familiares de diversos países del globo, dialogan con imágenes de obras de arte contemporáneo. Se trata de una exploración visual de los complejos universos emocionales de los testimonios.
No obstante, el vídeo no recorre las imágenes tradicionalmente asociadas con la pena capital, ni de modo genérico (a través de imágenes como la silla eléctrica, la horca o la inyección letal) ni desde una representación victimista, a través de retratos de los condenados y verdugos, o las fotografías de celdas y lugares de ejecución. En contraposición con estas imágenes, que aluden directamente a la muerte, los testimonios de este proyecto están, conmovedoramente, llenos de vida.

Ante la falta de contacto táctil de los presos con el mundo fuera de la cárcel, estos relatos enfatizan particularmente otras sensaciones y formas de relacionarse con el mundo. Así, describen con detalle sonidos e imágenes y narran, con particular emoción, la importancia de las cartas que llegan desde fuera y el alto valor que toman las breves horas de la visita. Es en esas horas en las que se inspira esta muestra.

Ante las condiciones de zozobra, soledad, rabia y confinamiento en que viven estas personas, se sobrepone el estimulo vital del contacto humano: la correspondencia de la que puede nacer una amistad, las cartas de apoyo, la movilización internacional o las visitas de las personas cercanas son momentos de calidez en un medio carcelario frío y austero. Los testimonios reflejan, ademas, toda la esperanza y el poder de la palabra.

Uno de los testimonios narra la espera de una mujer para poder visitar a su marido preso. Ella la resume en un deseo, el del momento en que “el tiempo nos pertenezca por algunas horas”. Ampliando los márgenes, este poético juego de lenguaje sintetiza las complejas implicaciones detrás de la pena capital. El se humano ha sabido siempre que el tiempo no le pertenece, pero sí algunas horas a las que ha llamado vida… ¿a quién pertenecen nuestras horas?