En el marco del V Congreso Mundial Contra la Pena de Muerte celebrado en Madrid en junio de 2013, y dentro de la programación de PHotoEspana 2013, he curado el audiovisual Palabras más allá del corredor. En él, grabaciones en audio de cinco extractos de testimonios de condenados a muerte y sus familiares de diversos países del globo, dialogan con imágenes de obras de arte contemporáneo. Se trata de una exploración visual de los complejos universos emocionales de los testimonios.
No obstante, el vídeo no recorre las imágenes tradicionalmente asociadas con la pena capital, ni de modo genérico (a través de imágenes como la silla eléctrica, la horca o la inyección letal) ni desde una representación victimista, a través de retratos de los condenados y verdugos, o las fotografías de celdas y lugares de ejecución. En contraposición con estas imágenes, que aluden directamente a la muerte, los testimonios de este proyecto están, conmovedoramente, llenos de vida.
Ante la falta de contacto táctil de los presos con el mundo fuera de la cárcel, estos relatos enfatizan particularmente otras sensaciones y formas de relacionarse con el mundo. Así, describen con detalle sonidos e imágenes y narran, con particular emoción, la importancia de las cartas que llegan desde fuera y el alto valor que toman las breves horas de la visita. Es en esas horas en las que se inspira esta muestra.
Ante las condiciones de zozobra, soledad, rabia y confinamiento en que viven estas personas, se sobrepone el estimulo vital del contacto humano: la correspondencia de la que puede nacer una amistad, las cartas de apoyo, la movilización internacional o las visitas de las personas cercanas son momentos de calidez en un medio carcelario frío y austero. Los testimonios reflejan, ademas, toda la esperanza y el poder de la palabra.
Uno de los testimonios narra la espera de una mujer para poder visitar a su marido preso. Ella la resume en un deseo, el del momento en que “el tiempo nos pertenezca por algunas horas”. Ampliando los márgenes, este poético juego de lenguaje sintetiza las complejas implicaciones detrás de la pena capital. El se humano ha sabido siempre que el tiempo no le pertenece, pero sí algunas horas a las que ha llamado vida… ¿a quién pertenecen nuestras horas?
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